¨Hace tiempo que sé que el mundo no es mío, ni mi hogar.
Si la vida es una orgía, yo voy de paja mental.
Puritita fantasía; nada menos, nada más.¨

viernes, 22 de marzo de 2013

3

Debería asistir a una cita conmigo, pero no tengo ganas de escucharme. Me tienta la idea de pactar una hora y dejarme esperando, como siempre pasa, y preguntarme, mientras estoy sin mí, dónde carajos ando que no llego a mi propio encuentro.

jueves, 21 de marzo de 2013

Menos Mal

Parece que no estoy haciendo nada acá, colgando de cabeza, viendo cómo se escurre el tiempo al revés;
tratando de adivinar alguna alteración en el espacio, en el olor verde de la hierba recién cortada.
Puedo parecer ajena a los tambores dormidos que habitan el cuarto,a la guitarras vestidas con sus silenciosas mortajas, a la música callada y a la humedad reptando

Tal vez parezca distante de esos cuadros inconclusos, de la sonrisa infinita del Che Guevara, clavada ahí, sonriendo victorioso para siempre; o de los negros bailando que un día pinté; ahora inmóviles, congelados eternamente en sus estáticos pasos; y la cortina Colgando a trasluzcomo mis pensamientos, movidos por el viento, débilmente perfumado de pinos y ladridos.
Puede parecer que no estoy haciendo nada, pero estoy pensando. 

sábado, 16 de marzo de 2013

A un poeta amigo y lejano.


Santiago querido;

Hombre de tinta cristalina, 
de mares furiosos de vez en cuando, 
de brizas y arena, 
Santiago alejado de este invernal estadio, 
de mi hibernación literaria; 
de este letargo distante en el que hemos caído cuando nacimos. 
Mi compañero de letras, mi sonido bajo el silencio, 
mis pasos sigilosos; todo en cuanto poesía despiertas en mí. 
Qué será de nosotros, conociéndonos sin conocer? 
Qué será de nuestras reciprocas ausencias? 
De esas cosas pequeñas 
que se suceden en el cotidiano andar 
de los que están cerca, y son tácitas en nosotros? 
O se dan por hechas? 
Será que me habla mirando el techo 
de su cuatro cuando no puede dormir? 
Será que me consulta, que me cela, 
que se enoja cada tanto, por mi y por Ud.,
 y por lo porque lo que no hemos de ser?

La sensación de las luces.

Luego de una silenciosa distancia, y de mi verbal ausencia, te escribo, mi buen amigo y poeta; sobre estos sures otoñales que comienzan a roerme la estructura, a desintegrarme el alma, si es que eso fuera posible. 

Es tan fácil describir el frío para mí; Cómo progresivamente me hunde sus puñales, o me aprieta los pulmones haciéndome estallar este hollín al exhalar, cómo envuelve toda la ciudad con una atmósfera cenicienta y azulada. Qué dolor el frío... Y las nostálgicas luces naranjas de buenos aires, ahí; sin poder hacer nada, con esa calidez inservible... Es casi un sacrilegio.
El frío es una puta mierda, compañero. Pero peor sería si las lucen fueran blancas.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Entre nos


Tengo, efectivamente,
un manojo de emociones nuevas o distintas,
o al menos una forma nueva de sentirlas.
Si el silencio varía en amplia dimensiones
es por la poca capacidad
que tengo para explicar lo indescriptible.

Estaba yo en mi habitual situación de imposibilidad,
un estado efectivo para no ser alcanzad@,
estaba en guardia y con los puños en alto;
quizás haya sido la lluvia o el viento
quien desató mi inconsciencia,
quizás haya sido... quizás no.

Hay, desde un punto al otro,
desde mí hasta tus manos,
una virtual y kilométrica distancia,
hay unos abismos apaisados, silencios
y trenes que intercepta la gente
y las devuelve a sus casas.
Para ser francos, entre nosotros,
hay sólo quince minutos de bondi
y un montón de conversaciones mentales
que no llegan a ser más que eso,
ensayos.
Entre nosotros hay poesía,
floral y de ultratumba,
un magnetismo silenciado,
hay gatos y perros ladrando.

Una ciudad y media, en mitad de l@s dos;
desde mi voz a tu boca,
desde mi grafía a tus ojos...
Hay multitudes ruidosas,
hay canciones amigas,
y una hiedra que une tu mano y la mía.

Si es por ser honest@s,
hay una música inaudible
que arrasa la calle y la desborda,
tenemos a mitad de camino
entre ese encuentro,
el tuyo y el mío,
una pila de libros,
unos versos mal escritos,
algunos poetas muertos
y maestros del suicidio...

Hay amistad entre nosotros, me dijo.

martes, 5 de marzo de 2013

La imposibilidad de la siesta



Así como otras cosas la imposibilidad de la siesta,
es una especie de tormento.
La horizontalidad del cuerpo, a penas inmóvil,
se extiende y se proyecta a lo largo de las horas
traslúcidas y desveladas.
Todos los sonidos del mundo se concentran;
se escucha hasta la luz por debajo de la puerta,
se intenta un silencio forzado desde el espíritu a la carne
y una vez cayado el ruido de la infinita conversación interna,
emergen como enredaderas siniestras
las fotográficas imágenes del recuerdo.

La absurda sensación de un beso caído al suelo,
que fue como un aborto o como si ya hubiera nacido muerto.
La extrañeza de no haberlo recibido con la boca abierta,
a pesar de conocer su ínfima existencia,
su intención terca e inconsciente de vivir,
ese misterioso apego a la supervivencia.
Damos vueltas, o da vueltas la habitación
por universos ajenos al nuestro, y así, llegan los supuestos;
las cosas que haría si yo no fuera, o si fuera él, o si fuera los otros.

Pienso en algunas manos, húmedas y tibias,
que no son las mías, frías y huesudas.
Mis manos como la muerte misma,
mis manos de muerte,
mis manos muertas.
He rodado, casi por dos horas, en desiertos sin sueño.
Si me comiera las uñas, sólo me quedarían los codos.

Y también se arrima música,
la ondulación gravitatoria en la que me trasporta;
los tambores que me laten en el pecho,
el piano en el que bailan las manos.
Ahora lo se, antes no lo sabía,
ahora entiendo la contradicción inherente a mi espíritu,
Soy una mezcla de conquistador y conquistado.
Muy a pesar de mi, soy el bueno y soy el malo.