El impacto de su aroma colmó su esencia
de unas finísimas partículas del pasado
que volvió a presentarse, tan improvistamente,
como suele hacerlo.
Un olor mineral de arroyo cristalino y silencioso,
de muzgo que recubre las rocas,
a pasto fresco y húmedo
de mañanas revolcándose bajo el cálido
mutismo del sol.
Enseguida se reconocieron
urgando en los rincones más ocúltos de sus ojos miel.
Examinaron, una a una, el color de sus pestañas.
Se buscaron con una desesperación,
aparentemente calma, encontrándose desnudos
entre las doradas telarañas del recuerdo.
de unas finísimas partículas del pasado
que volvió a presentarse, tan improvistamente,
como suele hacerlo.
Un olor mineral de arroyo cristalino y silencioso,
de muzgo que recubre las rocas,
a pasto fresco y húmedo
de mañanas revolcándose bajo el cálido
mutismo del sol.
Enseguida se reconocieron
urgando en los rincones más ocúltos de sus ojos miel.
Examinaron, una a una, el color de sus pestañas.
Se buscaron con una desesperación,
aparentemente calma, encontrándose desnudos
entre las doradas telarañas del recuerdo.
y en una impetuosa respiración
inhalando a litros sustancias que exhaltan los sentidos.
Oliéndose y tocándose lo que había de cuello desnudo, con las narices.
Y descifrando con las manos el cambio en sus rostros; se encontraron,
y estrenando luna y sensaciones,
se conocieron como no se conocían antes.
por decirlo de alguna manera!!
ResponderEliminar