Asomarse a sus ojos es clavarse un puñal en pecho.
Si mientras duerme, me mece en el vaivén de su aliento,
cómo escapar, entonces, a su silencio,
a mi maleable existencia entre sus dedos,
a la envidia que me despierta el viento que l@ toca...
maldito sea el viento
que no soy yo.
Asomarse a sus ojos es un acto suicida,
es el inútil intento de respirar
cuando ya se está muriendo.
Si mientras duerme, me mece en el vaivén de su aliento,
cómo escapar, entonces, a su silencio,
a mi maleable existencia entre sus dedos,
a la envidia que me despierta el viento que l@ toca...
maldito sea el viento
que no soy yo.
Asomarse a sus ojos es un acto suicida,
es el inútil intento de respirar
cuando ya se está muriendo.