ya
quisiera yo poder escribir algo
sobre
estos empobrecidos renglones,
si quiera
alguna deshilachada palabra
que
magnificara un poco mi espíritu adormecido.
No es
cierto que esté triste,
pero
tampoco es verdad
que me
exalta tanto la plenitud verdosa.
Hasta la
grafía de mis impulsos
ha
cambiado de lleno,
ya no
reconozco mi letra;
escribo
sin gloria ni pena.
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