Delante de todos;
del borracho vacío y esparcido en el piso,
de sus botellas dormidas y quebradizas.
del obsceno viento que adoró levantarle el vestido
y de la noche morena.
De las viejas horrorizadas
y los taxistas tocándose.
Delante de los árboles olorosos, como testigo.
Frente a los aburridos
y cerrados bancos del Palomar,
l@ besé.
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