Gracias a que no está,
a que no es mas que un fantasmal eco
su risa apuntalada en la puerta;
su sombra inaudible, etérea...
imperceptible casi.
Es gracias a que es tristemente cierta
su tangible ausencia,
que yo escribo.
Y hurgo mentalmente algunas sensaciones,
me vuelvo al angulo tibio
que forman su hombro y su cuello;
Me refriego,
y me detengo con el tiempo.
Hundo mi cara en la trichera que nos hacemos
para escondernos,
y escribo:
¨Quiero decirte, que es gracias a tu poderosa falta,
al hueco que deja tu ausencia,
y a ese olor a tumba fresca,
que puedo decirme poeta.¨
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