Hubieron una vez Dos,
tibios y enroscados.
Dos en una mixtura de sentido y verbo.
Dos silenciosos ecos palidecidos de luna
y amortiguados de estrellas.
Hubieron Dos, como habían sido Unos,
sueltos y desperdigados
por la Tierra;
ajenos a la ciencia
y a los estatus,
tan puros y claros,
tan desolados
que una vez se encontraron;
como se encuentran a veces,
Unos con los Otros,
y se enroscaron.
Hubieron una vez Dos,
que ahora son Uno;
cada cual por su lado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario