En el rincón perdido de tu mirada soberbia,
aquí donde nadie viene,
te espero sin esperarte.
Sin la esperanza altiva de que entiendas lo que digo.
Sin esa sonrisa muerta que despegan mis labio de birra.
Sin vos y sin mi, también.
Te espero sin esperarte,
Y te hablo, con mi voz ahogada de humo,
con la promesa de un cancer
desbordando el cenicero,
y con la luna, la maldita luna de hierro.
Y somos dos solamente,
dos soledades,
Dos ausencia de nuestros cuerpos,
unidas por la siempre tan opuesta soledad
entre tanta gente.
Y la falta de nosotr@s un recordatorio;
una impresión de tristeza o frío,
Una sincera declaración de independencia,
de amor y valentía.
Soy, sos y somos, muchas soledades juntas
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