Interminables fueron nuestras charlas...
caudalosas risas adornaban nuestro encuentro.
Mordíamos la mediocridad, la destrozábamos.
Agitábamos los vientos, formábamos huracanes.
Creábamos un mundo paralelo de versos Y sueños.
Eramos grandes chicos sin tener que hacer nada,
sobre el pasto, en la plaza, en la distancia.
Eramos filósofos de arena...
Nómadas de la palabra.
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