Se desprendió de mi pies, trepó la pared y habló.
Su voz fue una puntada de cuchillo,
que me llenó de ese olor a tajo abierto en la tierra.
Sonaba a caverna, a vacío que envuelve desde todos lados,
su voz Amarilla y Confusa
.
Pero huele a tumba, a fresca tumba que me espera.
Se presentó como si fuera la dueña y señora de los trapos que me visten.
De su boca accidentada y lunar,
de ese dulce orificio por el que se mete la comida, brotó, como un vómito,
su terrible lamento por el trajinarde caminos empedrado de minutos, de vida;
Por vivir sólo para envejecer se lamentó su voz.
Y sonó como a ecos de olvido, sinceramente, perturbadora
.
A mi no me gusta que lo pintas. - dijo;
y me sorprendió con tan innecesaria verdad.
Me agarré la frente preocupadamente,
y parodie exagedaramente mi incontenible exageración.
- qué hago con todos mis cuadros si a vos no te gustan?- dije casi a los gritos.
y casi llorando me trepe a su fresco hombro oscuro.
Entonces la miré, la miré, la miré... no tenía ojos ni cara y la vi igual.
Y ella no bajó la vista y me miró. Y La miré.
Es como yo, pero sin mis ojos, sin labios;
es como yo, pero ausente de mí y usurpada por nada.