de aunar tantos pensamientos en una sola idea.
Tan complicado se ha vuelto escribir,
mirar, respirar y pensar.
Sin embargo, impera
la desproporcionada necesidad de ser viento;
de llegar, como sea, a activar alguno de tus sentidos;
de que me entiendas y te entiendas.
El sólo hecho de saber que existo en tu inconsciente;
que muy a pesar de tu ser y el de otros,
habito y deambulo subjetivamente en tu cabeza,
me es suficiente. No hace falta más.
Saber que soy yo, certeramente, de una de tus dudas,
atornilló una sonrisa subnormal
a cada pincelada que voy dando,
y a cada palabra por la que me arrastro,
de punta a punta, por la extensión toda
de los poemas que escribo en tu honor.
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