Te lastimaría,
y no es una advertencia y menos una amenza, es más bien una invitación a un día siniestro,
a la vera del río vacío de mi bronca, al trauma del recuerdo como un gusano en las tripas,
al tedio de la espera aburrida y apoyada en una barra imaginaria,
a la queja del tango y a la nostalgia del sueño de quien no puede soñar.
Hoy, tengo los sentimientos enfermos; infectado en su última herida el corazón,
hoy tengo una sensación terrible de ser, francamente, un imbécil.
En guardia, te apunto. Te odio, te digo que hoy te odio;
porque te extrañé demasiado, y no te quiero ni escuchar
que odio extrañar como extraño yo, haciéndome chiquit@,
poniéndome en el lugar de los perros
o en el lugar de los huérfanos.
y no es una advertencia y menos una amenza, es más bien una invitación a un día siniestro,
a la vera del río vacío de mi bronca, al trauma del recuerdo como un gusano en las tripas,
al tedio de la espera aburrida y apoyada en una barra imaginaria,
a la queja del tango y a la nostalgia del sueño de quien no puede soñar.
Hoy, tengo los sentimientos enfermos; infectado en su última herida el corazón,
hoy tengo una sensación terrible de ser, francamente, un imbécil.
En guardia, te apunto. Te odio, te digo que hoy te odio;
porque te extrañé demasiado, y no te quiero ni escuchar
que odio extrañar como extraño yo, haciéndome chiquit@,
poniéndome en el lugar de los perros
o en el lugar de los huérfanos.
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